Bitácora político, cultural, literaria, social, no hay otra

17.7.06

Desde Melilla, mira tú por dónde

La historia de Virgilio Leret (capitán, jefe de hidroaviones en el Atalayón, en la Mar Chica de Melilla) explicada por su mujer Carlota O'Neall ("Una mujer en la guerra de España") fue de las primeras que leí -y de las que más me impactó- cuando estaba documentándome para escribir "Con voz y voto". Estaban en Melilla el 17 de julio, Carlota y las niñas en una barco en la costa disfrutando de las vacaciones y Virgilio con ellas, pero con un pie en el cuartel. Y así estaban, y cuando se sublevaron los militares en Melilla salió Virgilio a ver qué pasaba y nunca más volvieron a saber de él. Lo fusilaron el 18 de julio y a Carlota (separada de sus hijas) la fueron enviando de prisión en prisión (por ser mujer de un militar que se había mantenido fiel a la República), sin decirle que su marido estaba muerto, y sin darle casi noticias de sus hijas, a las que recuperó años después. No me extiendo más, porque el libro -escrito y reescrito varias veces, porque tuvo que irlo destruyendo por la amenaza que suponía tener el texto- podéis comprarlo que lo reeditaron el año pasado, pero es una buena muestra de cómo sucedieron las cosas, de los odios inter familiares, de las irracionalidades aplicadas desde los primeras hasta los últimos días de guerra y de cómo se prolongaron los odios durante la dictadura. ¡Una buenísima muestra!

Hoy, cuando Jaime me ha llamado para decirme "mira la página 44 de El País", lo último que me esperaba era una esquela de la familia Leret recordándolos y reclamando desde Caracas la investigación y la recuperación del cuerpo del militar. Y, la verdad, ha sido una de las esquelas que he encontrado más merecidas, porque a saber desde hace cuánto que no se le hacía un homenaje así y bien está.