Bitácora político, cultural, literaria, social, no hay otra

1.10.06

Javier Lorenzo (II) o cuántos euros vale la felicidad

Últimamente me pasan cosas muy extrañas. Cada vez que veo Salsa Rosa -sí, sí, ya sé que ahora se llama Dolce Vita- se me ocurren comparaciones con lo cotidiano. Ayer hablaban de Carmen Martínez Bordiu y su hijo Luis Alfonso. Éste, por lo visto, ha optado por casarse por dinero a falta de amor. ¡La tercera fortuna de Venezuela!, nada mal. Estaba yo en estas cuitas cuando, de pronto, mi amiga me dice, "anda, lo mismo que ha hecho Javier Lorenzo que, a falta de un buen sueldo propio, ha optado por quedarse en casa y disfrutar el de su mujer aunque no la quiera", qué cosas, pienso. Y es que el aparato del partido pesa mucho, Bono mediante, y por lo visto ella, que conoce el percal tras años de matrimonio, le ha dicho que le deja hacer lo que quiera y que le perdona lo que haya hecho, a cambio de que se quede. ¡Eso sí que es buena oferta! y el "amigo" Lorenzo no ha sido capaz de resistirse, comprensible, que de poeta no nos ganaremos la vida, "Ecosistemas" está a punto de salir y eso de trabajar para vivir es muy cansado.
Sigo hablando con mi amiga porque no doy crédito. Pero, ¿todavía hay quien prefiere, de la gente normal, de esa que se pasea a nuestro lado todos los días, un buen sueldo a la felicidad? Parece que sí. "De todos modos, me dice mi amiga que conoce a los tres protagonistas, cuando me lo contaron me alegré por él porque llevamos mucho tiempo viendo que no es feliz, pero pensé que no se atrevería a hacerlo. Y así ha sido. Y ahora pensamos que lo peor es que tiene la infelicidad garantizada, porque vio el cielo abierto y siempre recordará que tuvo la oportunidad de cogerlo al final del Euromed y se acobardó. Las cobardías pasan factura." Visto así tiene sentido, de hecho pienso que ya debe ser infeliz porque si mi cabeza no me traiciona, y yo también conozco al personaje, recuerdo unos comentarios acerca de la "honestidad" que se respiraba en el PSOE de Castilla La Mancha, de por qué había decidido que dejaba las colaboraciones que hacía con ellos, y de que pensaba dejar el carnet que casan a la perfección con su táctica del donde dije digo digo Diego. Ya para qué hablar de lo que explicó de la relación con su mujer porque aquí el dinero nos lo compensa todo.
Casan, digo, porque las contradicciones son tantas que comprendo que se vea abocado a la infelicidad sin marcha atrás: "Me creo lo que te dijo, intentó ser valiente contigo pero no al final le dio miedo. Ha preferido tener la nevera llena a intentar llenarla junto a alguien a quien quiere. Desde luego no es lo más indicado para garantizarse un futuro satisfactorio, apunta mi amiga desde Madrid". Y tiene razón. ¡Ay si se acordara de lo que había dicho de las franquicias de Tous y del matrimonio Bono!